viernes, 8 de enero de 2010

Lecturas I: Dos veces junio


        Ciento dieciocho
XI

  Después el sargento volvió a señalar el cuaderno de notas y le pidió al cabo Leiva que se explicara. El cabo dijo que el llamado telefónico se había verificado entre las cuatro y media y las cinco de la tarde. Procedía de Malvinas, del Centro Malvinas, o sea de Quilmes. Quien llamaba era el doctor Padilla. Él personalmente. "Necesito hacer una consulta técnica", dijo. El cabo Leiva le pidió que lo aguardase un momentito. Tomó la birome y abrió el cuaderno en una hoja sin usar. Quería anotar para no ser involuntariamente infiel a los términos de la consulta. El doctor Padilla dictó y el cabo Leiva escribió. "Les pido que me den una respuesta lo antes posible", agregó el doctor Padilla, "porque el tiempo apremia". 
       Es decir que , dejando el mensaje para que un tercero lo viese, el cabo Leiva habría agregado la palabra "urgente" y la habría subrayado por lo menos una vez. El doctor Padilla había dicho que no daba un centavo por la vida de la madre, y que los de la lista de espera empezarían a meter presión no bien supieran que el nene había nacido sanito y que, por lo que podía verse, iba a tener los ojitos claros.

Dos veces junio; Martín Kohan; Sudamericana - Debolsillo; Buenos Aires, 2008